viernes, 27 de febrero de 2009

Spain is not so different

Creo que soy un fraude. Como española, quiero decir. Apenas me gusta la paella, nunca he bailado sevillanas y puede decirse que las corridas de toros no me interesan especialmente. Supongo que los turistas que cada año visitan España se llevarían una decepción conmigo. Pero yo también me la llevé cuando me enteré de que en Egipto, además de camellos, pirámides y desiertos hay también McDonald’s. O cuando descubrí que los monjes hindúes llevan reloj y utilizan teléfonos móviles.

Cuando viajamos, ya sea en el sentido literal de la palabra o mediante libros y productos audiovisuales, esperamos encontrar un lugar peculiar y exótico muy diferente del que nos encontramos. Esperamos ver cómo intercambian a mujeres por camellos en los zocos árabes o a tribus africanas llevando a cabo milenarios rituales para que llueva. Gracias a los medios de comunicación, sobre todo a través del cine y la televisión, nos hemos formado una imagen de los otros, de las demás culturas, que no se corresponde del todo con la realidad.

Las guías de viajes, las películas o la televisión simplifican la cultura de los países y la imagen que de ellos recibimos es banal y superficial. En consecuencia, acabamos estereotipando a los distintos territorios, formándonos una imagen repleta de tópicos y estereotipos. Google ha elaborado The Prejudice Map, un mapamundi que muestra, de forma esquematizada, todos estos prejuicios.

Hay que decir que, en este sentido, España no es una excepción. Las guías turísticas saben muy bien cómo vender nuestra supuesta idiosincrasia y en los productos culturales que exportamos podemos apreciar unas señas de identidad muy concretas que nos convierten, a los ojos de los demás, en un país culturalmente uniforme donde todo son toros, sevillanas, paella y sangría.

Tras las guerras napoleónicas, los viajeros románticos redescubren España, que comenzó a ser vista como un lugar exótico, misteriosos y primitivo, sobre todo en la zona de Andalucía. Los románticos mostraban una especial preferencia por esta región, considerada como la más imprevisible y pintoresca. No parece ser casual, pues, que podamos encontrar sevillanas y castañuelas en las tiendas de souvenirs de distintos puntos del país o que se ofrezcan espectáculos de flamenco en los hoteles. Al fin y al cabo, es lo que los turistas esperan ver.

Prosper Mérimée, escritor y viajero del siglo XIX, contribuyó de forma decisiva a que se perpetuara esta visión exótica de España, donde el orientalismo y la influencia árabe tenían un gran protagonismo. Mérimée crea a Carmen, una cigarrera gitana y una femme fatale de una belleza irresistible. La obra del autor francés fue llevada a la ópera de la mano de Georges Bizet y también al cine en varias ocasiones. Paz Vega fue la encargada de dar vida al mítico personaje en la adaptación de Vicente Aranda.

Los tópicos tienen una gran influencia en la cultura de masas. Sirven para simplificar la realidad, dada la imposibilidad de abarcar toda la complejidad que tiene una cultura si lo que pretendemos es exportarla, venderla al resto de países y culturas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los tópicos son una representación de la realidad, una recreación que no se corresponde del todo con la auténtica verdad.

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